AL AMPARO DE LA PALABRA NEGLIGENCIA MEDICA


AL AMPARO DE LA PALABRA NEGLIGENCIA MEDICA SE OCULTA EL DERECHO A MATAR QUE PRACTICAN ALGUNOS MEDICOS, MI ESPOSA Y MI PERSONA SUFRIMOS DE ESTE DERECHO, MATARON A NUESTRO HIJO Y COMO ESTAS PERSONAS SON INIMPUTABLES Y GOZAN DE OTRO DERECHO QUE SE LLAMA IMPUNIDAD, A LO MUCHO, A LO QUE PODEMOS LLEGAR ES A PRESENTARLES NUESTRA DENUNCIA, CON NUESTRA MOLESTIA E INDIGNACION CONTENIDA, ESTE ES EL HOMENAJE QUE LE HACEMOS A NUESTRO NIÑO

CARTA ABIERTA
Hna. Domitila Pagani
DIRECTORA DEL HOSPITAL JUAN XIII
Dr. Jorge Ortiz Miranda
DIRECTOR DEL HOSPITAL JUAN XIII

Distinguidas Personas:

David Inca y Consuelo Rivero, somos padres del bebe Davidcito Inca Rivero, nació el viernes 15 de junio a horas 24:10 y murió el martes 19 de junio a horas 18:40, en el hospital que ustedes dirigen.

Desde el día de la muerte de nuestro bebe, un deseo de venganza y castigo penal hacia las personas que actuaron negligentemente en la atención médica a nuestro niño nos hubiese hecho actuar prematuramente. Luego de haber sepultado a nuestro bebe, quemado nuestra pena y dolor, con los ánimos más calmados, nuestro deseo de venganza superados gracias al apoyo de amig@s, religios@s, pero sin olvidar el doloroso recuerdo de la perdida de nuestro niño tan esperado y con la firme intención de exigir justicia, reflexionamos serenamente, consultamos a diferentes profesionales médicos como abogados para iniciar un proceso jurídico por la negligencia médica de médicos y enfermeras que ocasionaron la dolorosa perdida de nuestro primer hijito, pero la cruel realidad que nos demostraron los mencionados profesionales afirman lo siguiente; “la impunidad es palpable y real cuando los médicos se equivocan o cometen un error, la terminología medica socapa culpabilidad y varía de acuerdo a la interpretación médica profesional, los enfermos siempre tienen la culpa cuando se trata de acusar a los médicos, no se tiene ninguna copia original de los registros que detallan los supuestos tratamientos que fue objeto el bebe, entonces es lógico deducir la facilidad que tiene el personal del hospital de modificar y alterar dichos registros, de los 100 casos que fueron presentados ante los estrados judiciales solo 2 fueron favorables a los familiares pero con peritaje extranjero, con costos de dinero y como conclusión la muerte de nuestro bebe como de otros niñ@s muertos en el hospital Juan XXIII quedan inimputables e impunes”.


Esta carta no tiene la intención de preaviso del inicio de un proceso judicial, pero tampoco pretendemos encubrir este acto, sólo podemos denunciarlo ante sus personas y hacerlo conocer a otras personas. Es una forma de honrar y realizar un homenaje a nuestro niño que tenia la fuerza de vivir. Es para nosotros importante y necesario hacer notar ante ustedes algunas actitudes que pueden ser consideradas inhumanas, que van contra la ética profesional médica y que mellan la dignidad de la persona en el hospital Juan XXIII en especial del Cuarto piso “Unidad de Terapia Intensiva de Niños”:

Luego de haber esperado más de una hora, con inyecciones que hacen retrasar el parto por la indefinición de realizar una cesaría o parto normal, nuestro niño nació normalmente en la sala de partos, varios estudiantes y con ellos un médico hacían bromas de los ricos que se volverían con la cantidad de placentas que en esa noche tuvieron en el hospital Juan XXIII por el nacimiento de 14 niños. Mi pareja y el niño recién nacido fueron objetos de estudio, la intimidad de mi mujer estuvo expuesta sin un mínimo de pudor, no estamos en contra de que los futuros médicos no aprendan, pero lo que molesta es que no se respete la dignidad e intimidad de la mujer, también es indignante la mofa de lo ricos que se volverían los médicos por freír la placenta y venderlo como pomada, esta actitud demuestra lo inhumanos que algunos médicos pueden llegar a ser y lamentablemente los transmiten a futuros médicos, peor aún en un hospital dirigido por hermanas católicas.

Nuestro niño falleció luego de un prolongado sufrimiento provocado por las decisiones arbitrarias de los médicos que no consideraron la opinión de sus padres, murió por que los médicos decidieron prohibir que el niño se alimente con la leche de su madre tan vital para los recién nacidos y suplantarlo con medicamentos, lamentablemente a los padres no se nos consultó de estas decisiones ya sea para bien o para mal. Respetamos a los médicos como personas y tenemos fe en ellos, pero en uno de los carteles pegados en la sala informa que uno de los derechos es la información adecuada y oportuna de los tratamientos médicos que se tomen, en este caso se violo algunos de nuestros derechos, el derecho a la información, a decidir libre y voluntariamente sobre lo bueno para nuestro niño; hacemos notar que cuando mi esposa se internó le pidieron su dirección y el número de su celular, solo cuando nuestro niño estaba por morir lo usaron y no anteriormente para consultarnos sobre el cambio de los supuestos medicamentos que el necesitaba. Como padre tuve la penosa tarea de bautizar a mi niño, siendo misionero no tuve esta penosa tarea y fue precisamente con mi hijo, nos llamaron pasados las 19:00 y nos fue entregado el cuerpito con la sentencia de que la culpa lo tenía mi mujer, fue por la noche sin testigos con el acta de defunción en mi mano izquierda y mi niño camine hacia mi casa llevándolo muerto y en mi brazo derecho a mi esposa sumergida en llanto por la estúpida afirmación de la médico, estos recuerdos quedan en nuestra memoria y un poco de resignación vertida por una enfermera.

También es necesario para nosotros hacerles notar de ciertas actitudes que hacen quedar mal a la imagen del hospital Juan XXIII como ser; “Su niño no consiente la leche de la madre” sin explicarnos el porqué, “cambiamos de antibióticos” sin explicarnos los motivos o las causas, “está prohibido sacar fotos al niño” prohibiendo un derecho, “el niño está enfermo por que la madre no se cuidó” afirmación muy simple que sólo echa la culpa a la madre, “no pueden ingresar al UTIN los dos padres a la vez” negando el derechos de que el niño este con sus padres, “los padres deben ser puntuales en las visitas” pero cuando las enfermeras se retrasan quien les exige?, “no pueden ingresar al Utin por que no hay batas” echando su irresponsabilidad y falta de previsión sobre los padres y castigando con la falta de leche a los niños, “los médicos están muy ocupados y por eso no están aquí ” justo cuando se espera una palabra esperanzadora, “su niño murió el día de ayer y usted tiene la culpa por no preocuparse” afirmación que en vez de ayudar acusa y lava la responsabilidad de los médicos y enfermeras, y otras tantas que el tan solo recordarlas haría que esta carta pierda su sentido.

Como padres y como seres humanos cuestionamos estas actitudes, no acusamos a la institución porque tenemos FE en los centros médicos y de los profesionales que trabajan por la vida, cuestionamos la falta de humanidad y de servicio por la vida, porque el piso cuarto del hospital Juan XXIII es un lugar donde la vida debe valorarse, más porque la creación se manifiesta en los llantos y rizas de los recién nacidos, también por que las madre son co-creadoras de la vida. Nosotros nos preguntamos cómo es posible que personas que no tienen un mínimo de respeto por la vida puedan trabajar con recién nacidos? y éticamente no valoren su profesión?, que acaso la administración del hospital solo vela por el ingreso de dinero que puedan captar y cuando se trata del SUMI se aplica el adagio “sálvese quien pueda y como pueda”, será que debido a este trato inhumano no solo en este centro hospitalario sino en otros es que la mortalidad de las madres y de los recién nacido está en aumento?, que puede hacer sobre estos actos inhumanos el ministerio de salud o los directores de los centros hospitalarios?, será que ellos también sabiendo lo que pasa callan? Y se convierten en cómplices y encubridores de estos delitos que sutilmente se los denomina negligencia médica?, como podemos exigir justicia o medidas administrativas los padres o familiares victimas de negligencia médica?. El callar no es una opción, pero tampoco es un derecho, tal vez sea un deber el denunciarlo y también anunciar que estos tratos dentro de los centros hospitalarios deban cambiar, pero como cambiarían si estas personas tienen un fuero que evita que sean cuestionados y el que se anima termina acusado de difamación, injuria o calumnia?

Por parte nuestra sólo podemos denunciarlo y pedir a nuestros amigos que se manifiesten al respecto, como católicos y seguidores de Cristo no podemos callar y solo reclamar por lo que particularmente nos pasó, también es nuestro deber reclamarlo por las otras familias que no pueden hablar ya sea por miedo o porque no saben cómo hacerlo y como voluntarios en organizaciones de derechos humanos nos es ineludible presentarlo públicamente.

Julio 8 de 2007
DAVID INCA APAZA
C.I.3429376 L.P
C/C APDHB, Defensor del Pueblo, Organizaciones de DD.HH,

Comentarios

  1. Mucho ayudaria que aprendieran el uso del punto seguido y del punto aparte.
    Como esta, este texto casi no se entiende.
    Si mataron a su hijo, alguien lo mato.
    Si conocen el nombre y lo persiguen, terminara por confesar. Lo importante es no abandonar este esfuerzo.

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